De la escritura y otras perversiones

Hace un tiempo me metí a un taller para creación de cuentos. Me pareció interesante y oportuno debido a que llevaba un buen rato queriendo formalizar mi secreta afición a la redacción -tanto fantástica como de cualquier otro tipo-.

Disfruto escribir cuentos y disfruto escribir ideas. Aunque a veces no las escribo de la manera más "elocuente" o "pertinente" o "Salve la RAE  y las universidades" o "Mis amigos me hacen bullyng por que escribo". A veces, citar como la santa madre lo señala me cuesta trabajo. Y otras tantas, escribo varias ideas de una red de ideas inconexas y me da una flojera profunda el tener que argumentarla; no tanto por la carencia de argumentos -que quiero pensar que los tengo- sino por el encontronazo con opiniones -porque supongo que las tendré-.

Por tal motivo, escribo este blog. Lo bautizo "Astillero" porque en aquel puerto de personas y barcos, los astilleros son espacios en donde a los barcos se les da su manita de gato, se destruyen o se construyen nuevos para que surquen los mares. Con esa misma ideas pienso en este espacio, en donde pretendo, por fin, tensar esta habilidad que pretendo desarrollar. Realmente le quiero agarrar cariño, pero como un sabio Dragon Negro de Tijuas me dijo: el que escribe, se aguanta. Ni pedo.

¿Qué temas esperas leer? principalmente sociales y políticos. Mis cuentos los reservo para otros espacios, a menos que sean también cuentos con algún tinte político. Sobre relaciones sociales y psicología social. Algo de semiótica -si tiende más a la filosofía- e igualmente, ideas sobre el lenguaje. Nada de reflexiones sobre el amor, amenos que sea desde la visión esterilizada del sociólogo. A veces también escribiré cierta poesía en prosa, porque ... existen esas veces, en que la realidad es tan rara, que la única forma de explicarla es con un cierto brillo... "la poesía es el brillo de la verdad".

Haré un decálogo, y mas o menos ya puedes ver por dónde va. En este primer post, publicaré por lo pronto la primer sentencia:

1.-Tus entradas serán cortas y finas.

No tan finas como un postre francés; no me refiero a esa finesa, sino a la que tiene una katana o un bisturí: su tamaño engaña, son tan resistentes y tan o mucho más filosas que las espadas más pesadas que se hayan creado. Fino es precisión, pero también es estilo. Fino, no es delicadeza, porque un tornado no es delicado, pero es fino. Puntual, pero no llano como un ensayo universitario.

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