La voz de Carmen Aristegui

En tiempos de guerra, se escuchaba la radio para saber de las movilizaciones militares, de los rebeldes, de la resistencia. También se escuchaba para saber de los caídos con la esperanza de no escuchar el nombre de algún familiar. Escenarios terribles para las personas de aquel tiempo. En momentos de reflexión me decía "ha de ser una especie de catarsis, las noticias son tristes y parecen no ayudar pero saber que alguien habla, que alguien comparte, que alguien comunica -en el sentido estricto de "hacer comunidad" ha de sentirse bien, ha de dar valor.

No deseo comparar aquello con el México actual, pero parece ser. Empecé a escuchar a Carmen Aristegui porque me parecía una voz crítica, una buena elocuencia, equilibrada y directa. Era alguien que, a pesar de la situación política, le hace frente a quien esté en el poder. Sus ideas hacían resonancia con mis ideas. Una extensión de mi voz criticando lo que me parecía debía ser criticado.

La situación en México está mal. Escucharla me resultaba fundamental en las mañanas para tener contacto con alguien que compartiera mi mismo ideal de nación, mis mismos principios éticos, mi deseo por enfrentar a un gobierno corrupto.

No deseaba un líder político con su demagogia. Me interesaba alguien que supiera hacer preguntas, que señalara la desnudez del rey -como lo mencionó alguna vez Foucault. Pocos tienen el valor de alzar la voz.

Ahora, con su despedida, me encuentro desesperanzado. La situación en México no mejora. Núcleos políticos corruptos y empresarios doblando las rodillas para ellos. Me da vértigo la oscuridad que se cierne; pensar en la alienación me resulta repugnante frente a esto. Simplemente ya no puedo.

México necesita soldados. Necesita personas que se levanten temprano a ser lo mejor que puedan ser, a seguir principios que garanticen la convivencia con los demás y destacar en su trabajo. Necesita personas que estén dispuestas a sacrificar placeres por la realización de actividades que nutran sus espíritus y su comunidad.

Lo peor es ver esta plaga de corrupción y totalitarismo -de política pa' cuates- extenderse a los lugares en donde esperas sea más difícil que surja. Necesitamos personas que le hagan frente.

Aristegui da voz en tiempos de guerra. Pone en comunión a un número grandísimo de personas, y muchas de ellas la escuchan con esta misma idea: para darse fuerzas y esperanzas de construir el día. De entrar en comunión con esos principios: de verdad, de fuerza, de claridad y buen trabajo.

No pretendo (ni deseo) idealizar a Aristegui. Surgieron unos comentarios de que sería buena candidata para la presidencia. No pienso así. Es humana, como todos, se equivoca -lo ha hecho.

Supongo... que lo único que quiero subrayar es que en tiempos difíciles, sentir que uno NO está aislado, da fuerzas para buscar las maneras para los cambios. En nuestros tiempos, hacer comunidad, tristemente, es algo tan difícil.


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