Astillero de ideas

Óscar Álvaro Montes de Oca fue detenido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Le obligaron a abrir una maleta que no era de él. Insistía que no era de él, pero aun así se la adjudicaron. La maleta cargaba 20 kilos de cocaína y por consecuencia lo llevaron ocho días al penal de Nayarit por crímenes contra la salud.   Para más detalles de esta información, pueden ver: Nota de Excelsior Esta entrada será corta. Lleva una reflexión que me calienta el estomago. Si, la PGR lamentó el hecho. Si, se levantaron las redes, la opinión pública, el rector de la UAEM y hasta el gobernador del Estado de México en pro de este egresado de la licenciatura en sociología. Honorables llamados que en parte ayudaron a liberarlo lo más rápido posible.   Ahora, en su fotografía de salida, sale con la cabeza rapada. Signo visible de su estancia por un penal y de ser víctima de un Estado podrido por dentro, en silencio —porque, el hecho de que no se caiga, no signifique que no esté

Yo, como muchos de mis lectores, confiamos en que los medios que consumimos nos dicen algo de la verdad. Por prisas, por apatía, porque no nos toca a nosotros, leemos uno, dos, a lo mucho tres fuentes sobre algún problema reportado. La gran mayoría cuestiona poco lo que se dice, y simplemente creen... porque si no es así, entonces ¿cómo dormir? Pretendo con esta entrada contrastar lo que han dicho distintos medios así como sus fuentes sobre la noticia que reporta muertes en las manifestaciones sucedidas hoy en San Quintín, para dar una "mirada" rápida a quien no tenga tiempo. El escenario: ayer, 8 de mayo del 2015, el subsecretario de Gobernación Enrique Miranda Nava quedó en presentarse con los jornaleros de San Quintín, Baja California, para negociar sus demandas, entre las que está el subir el salario de los jornaleros a 200 pesos. Más allá de lo posible o imposible de las demandas, el hecho fue ese: no se presentó Enrique Miranda Nava. Será por la razón que quiera, po

En tiempos de guerra, se escuchaba la radio para saber de las movilizaciones militares, de los rebeldes, de la resistencia. También se escuchaba para saber de los caídos con la esperanza de no escuchar el nombre de algún familiar. Escenarios terribles para las personas de aquel tiempo. En momentos de reflexión me decía "ha de ser una especie de catarsis, las noticias son tristes y parecen no ayudar pero saber que alguien habla, que alguien comparte, que alguien  comunica  -en el sentido estricto de "hacer comunidad" ha de sentirse bien, ha de dar valor. No deseo comparar aquello con el México actual, pero parece ser. Empecé a escuchar a Carmen Aristegui porque me parecía una voz crítica, una buena elocuencia, equilibrada y directa. Era alguien que, a pesar de la situación política, le hace frente a quien esté en el poder . Sus ideas hacían resonancia con mis ideas. Una extensión de mi voz criticando lo que me parecía debía ser criticado. La situación en México está m

Mejor no digo nada, porque no se hablar. Mejor ni lo intento, porque me recordaran que no se hablar. Y mejor ni practico, porque para practicar hay que hablar con alguien y de seguro ese alguien me recordará lo ignorante que soy y lo imposible que es para mi aprender a hablar. Les tenemos miedo a la policía, pero no podemos decirles nada; les tenemos miedo a los militares, pero no podemos decirles nada; y les tenemos miedo a nuestros compañeros porque NO PODEMOS DECIRLES NADA . Que chingón. Pero que chingón sistema. Y como no se decir nada, y como dudo de mi capacidad para llegar a aprender a decir algo, mejor me drogo -y suena contradictorio, pero defiendo las palabras de Baudelaire- mejor hago como que estudio, hago como que vivo, me rió un par de ratos y juego uno que otro juego. Compro cosas y voy al cine. Mejor volteo hacia abajo o hacia arriba, porque de todas maneras "no tengo idea de qué hacer, ni cómo hacerlo" y mejor ni me esfuerzo porque, de seguro, al final,